Radioescucha - Grupo Milenio

2023-02-16 15:36:34 By : Ms. wanda chen

Había un mueble en casa de los abuelos al que llamaban el de la radio: era un cajón de madera acabado en piel y detalles de bejuco, con una bocina redonda forrada de fieltro y una consola con dos perillas grandes color marfil que subían el volumen o sintonizaban la estación.

Un panel de botones permitía ir más rápido en la búsqueda, para atrás o para adelante, mientras una manecilla indicaba la frecuencia en el cuadrante. Era una radio manual, para radioescuchas pacientes y periodistas artesanales.

Dentro había un mundo que no mirábamos, pero cosas de la radio, al cerrar los ojos, era mejor de lo que imaginábamos. Esa radio antigua y gigantesca, no tenía la cobertura que hoy alcanzan las radios digitales en cualquier modelo y formato. Mientras más pequeña se hizo la radio, más grande se volvió el medio. El mercado de la información, del que la radio es pionera, lleva años pronosticando la desaparición de este “aparato”.

Llena de modernistas y geeks, la industria ha confiado más en sus nuevos gurús que en sus viejos profetas; aquellos que arriesgaban la palabra. El lunes entre la resaca del Super Bowl, se celebró el Día Mundial de la Radio, una fecha cariñosa y emblemática para festejar un medio que ha sido un extraordinario amigo del deporte. Muchos de los que escribimos en La Afición, otra cabecera legendaria con un papel determinante en la comunicación deportiva, crecimos escuchando la radio y empezamos nuestras carreras en su antena.

Estar delante de una radio, escuchándola, y después estar hablando o produciendo dentro de ella, fue una sensación que atrapó a grandes generaciones de comunicadores que, de alguna manera, no han olvidado su origen.

La radio en general y en este caso, la entrañable radio deportiva, tienen un futuro brillante porque su pasado es inmenso. No se ha inventado todavía un medio tan auténtico, cercano y familiar como este: la radio, además de hablar, escucha.